domingo, 26 de junio de 2011

Fotorreceta: Carrot Cake

La Carrot Cake o tarta de zanahoria tal y como la conocemos hoy en día es un postre típico americano. En España ha empezado a ponerse de moda hace poco, aunque ahora mismo podemos encontrarla en la carta de muchos restaurantes y cafeterías 'modernos'.


Según hemos leído, el origen de esta tarta data de hace cientos de años, cuando se utilizaba la zanahoria como sustitutivo de los edulcorantes para la repostería. Y es que los ingredientes de esta receta son muy variados.


Ingredientes para una Carrot Cake (10 porciones aprox.)

-Dos zanahorias (unos 250 ó 300 gramos)
-3 huevos medianos
-250gr de azúcar moreno
-200gr de mantequilla *
-250gr de harina
-Una cucharada de jengibre en polvo
-Nueces picadas
-Una cucharada de bicarbonato sódico
-Una cucharada de canela molida
-Levadura

* En lugar de mantequilla, podemos utilizar aceite de girasol (unos 150ml)

Miramos la receta en decenas de webs en Internet, como "mercado calabajío" o "facilísimo" y apps como Canal Cocina. Hay muchas variaciones, tanto respecto a los ingredientes como al procedimiento, pero hemos hecho una receta a nuestra medida seleccionando entre todo lo que encontramos.

No necesitamos ningún tipo de instrumento especial para llevar a cabo la receta, pero es conveniente contar con un colador y un rallador (o tendremos que comprar la zanahoria rallada). Tener una batidora minipimer no es indispensable para el bizcocho, pero nos va a ayudar mucho a la hora de cocinar, pues remover la masa a mano es bastante tedioso.

Para elaborar el frosting (último paso), necesitamos una batidora de cualquier tipo.

Primer paso: bizcocho

En primer lugar, debemos pelar y lavar las zanahorias. Quizá haya personas a las que no les importe comer la piel de las zanahorias siempre y cuando esté lavada... Pero es preferible prescindir de ella. Notaremos que, si no lo hacemos, la ralladura quedará oscura y nunca limpia totalmente. Una vez hecho esto, procedemos a rallarlas.





En un bol o un recipiente hondo, ponemos la mantequilla (previamente derretida en el microondas) o el aceite y le echamos el azúcar moreno y los tres huevos. Debemos mezclarlo y batirlo hasta conseguir una mezcla marrón y homogénea. Como dijimos, es mejor contar con una minipimer, ya que tardaremos mucho más y nos cansaremos haciéndolo a mano.


En otro recipiente pondremos la harina y le añadiremos la levadura, la canela y el bicarbonato. En el caso de la levadura, solamente pondremos medio sobre, suficiente para que quede esponjoso el bizcocho.

Para el bicarbonato bastará con una cucharadita en una cuchara de café y de canela pondremos al gusto. En nuestro caso, una sopera nos parecía demasiado, por lo que pusimos una y media de las de café.




Si tenemos un colador, podremos tamizar la mezcla sin problemas sobre la masa que hemos batido  ya (mantequilla, huevos y azúcar). Tamizar es simplemente 'limpiar' la harina para quitar los grumos y las partes más gruesas y que podamos quedarnos con una mezcla lo más fina posible.

Lo batiremos todo de nuevo hasta que consigamos integrar totalmente la mezcla de la harina con la otra mezcla, quedando una masa nada pastosa y menos oscura que cuando no tenía la harina. Hay que hacerlo bien y con cuidado para que no se formen grumos.








En este momento, tenemos que añadirle la zanahoria y los frutos secos. Podemos echar de cualquier tipo, aunque originalmente lleva nueces. Aún así, podemos sustituirlas por almendras, pasas, avellanas, etc. o poner más de un tipo de frutos secos.


No debemos echarlos enteros, sino que deben ser trozos pequeños, preferiblemente picados o machacados con un mortero. Lo que se pretende es darle una textura agradable al bizcocho, no encontrarnos nueces enteras dentro.


Añadimos la zanahoria en primer lugar, separando la ralladura con los dedos para que no quede hecho un 'mazacote' y sea más fácil a la hora de mezclarlo. Pondremos también una cucharada pequeña de jengibre en polvo y lo iremos removiendo hasta que se mezcle bien la zanahoria con la masa. En tercer lugar, añadiremos los frutos secos y haremos lo mismo, mezclarlo bien hasta que forme parte de la masa.






Y la masa está lista. Ahora, en un molde metálico lo meteremos en el horno. El molde debe ser rectangular y más alto que ancho, aunque también podemos hacerlo redondo o rectangular. Antes de poner la masa dentro, debemos engrasarlo bien con mantequilla, sobre todo las esquinas, para que no se quede pegado una vez esté cocinado y listo para sacarlo del molde.


El último paso es meterlo en el horno. Éste debe haber sido precalentado unos 10 minutos antes a unos 200º

El tiempo de cocción es de alrededor de 50 minutos a 170º.









Segundo paso: frosting

Si algo nos ha quedado claro después de llevar a cabo esta parte de la receta, es que no tenemos ni idea de cómo se hace. El frosting o icing no es más que una cobertura para repostería, mezcla de queso y azúcar que se utiliza para muchos pasteles o magdalenas, como los famosos cupcakes.

Os pondremos los ingredientes y la forma de proceder, pero el resultado fue más bien mediocre, por lo que podéis consultar en otras páginas o en Youtube, donde se explica bastante bien cómo se hace. Nosotras seguiremos practicando hasta que podamos enseñar cómo se hace bien.

Como ingredientes: Azúcar glas, mantequilla, queso fresco para cocinar y vainilla en rama

Como no teníamos esencia de vainilla, decidimos hacerla nosotras mismas con vainilla en rama. El procedimiento es muy fácil y no solo podemos utilizarla para el frosting, sino que podemos añadírsela a la propia mezcla del bizcocho para darle más aroma, aunque con el de la canela ya tiene bastante.

En primer lugar, debemos poner un dedo de agua hervida en una taza. Podemos hervirla en una cazuela o simplemente ponerla en la taza y meterlo al microondas un par de minutos.

Cortamos la vainilla en rama en varias partes y los metemos en el agua. Según la intensidad que deseemos, le echaremos más o menos, pero para una esencia suave nos basta con una sola rama.

Lo dejamos reposar en el agua hirviendo un par de minutos, lo removemos y listo. Si nos fijamos, podemos ver que 'suelta' un color oscuro y tiñe el agua levemente.




En la batidora, añadimos el queso crema (unos 250gr) y la mitad de mantequilla templada. Según hemos leído, siempre debe llevar mucha menos mantequilla que queso para que no sepa demasiado fuerte. Lo batimos en la batidora hasta que se mezcle.


Una vez hecho, iremos añadiendo el azúcar glas hasta mientras lo vamos probando hasta que adquiera la dulzura que nosotros deseemos y seguir removiéndolo. Hay quienes dicen que hay que añadirle un par de dedos de agua para que espese bien y eso hicimos, ya que no conseguíamos que dejase de ser líquido. La verdad es que funcionó, pero solamente espesó la parte de arriba, quedando el resto líquido.

Después de ponerlo en un bol, lo metimos en la nevera por si así conseguíamos que espesase, aunque el cambio no fue demasiado significativo.

Aún así, la parte de arriba era aprovechable y eso si lo utilizamos, pero el resto tuvimos que tirarlo.

Quizá nuestro fallo fue poner más mantequilla de lo que teníamos que haber puesto, batirlo demasiado tiempo y utilizar cantidades bastante grandes. La próxima vez lo haremos 'a pequeña escala', a ver qué pasa.

Tercera parte: desmoldar y decorar

Es importante ir vigilando el bizcocho mientras se cuece en el horno. Nosotras lo miramos pasada la media hora y luego cada diez minutos hasta que llegó a los 50 horneándose. Comprobamos con un cuchillo hundiéndolo hasta dentro del bizcocho si está hecho. Si está crudo, el cuchillo no saldrá limpio.

En caso de que esté aún crudo por dentro, bajamos la temperatura a 150º y lo dejamos unos minutos más, pero probablemente no hará falta.


Hay que dejarlo enfriar hasta poder quitarle el molde, ya que si sigue caliente, se quedará pegado y se romperá. No lo metáis en la nevera, fuera estará frío en aproximadamente una hora.

Pasaremos un cuchillo afilado por los bordes para que se despegue completamente y le daremos la vuelta sobre un plato. Si se ha enfriado bien, saldrá perfecto y no se romperá nada.


Procedemos a ponerle el frosting por encima con una espátula o un cuchillo, lo más uniformemente posible y lo metemos en la nevera para que se enfríe bien y se quede duro. ¡Y listo!



miércoles, 22 de junio de 2011

Fotorreceta: Espaguetis negros con gulas

Los tagliatelle al nero di sepia son una variedad de pasta más conocida como 'espaguetis negros'. Es la tinta de sepia la que en teoría les da ese característico color y suelen servirse con gulas, gambas, chipirones u otro tipo de mariscos y moluscos.

Puede que a los que no les guste el marisco no les seduzca la idea de comprar esta pasta, pero sus sabor no es fuerte en absoluto. Hoy la hemos preparado con gulas, champiñones y nata.


Ingredientes para dos personas

-200 gr. de espaguetis (los nuestros venían en rollitos y cogimos cuatro)
-Un brik pequeño de nata para cocinar
-Un paquete de gulas
-Medio bote de champiñones
-Aceite
-Sal
-Ajo en polvo


En primer lugar, pondremos el agua a cocer. Si vamos a cocinar 200gr de pasta, es bueno poner en la cacerola entre 400 y 500ml de agua. Tenemos que llevarla a ebullición, por lo que mientras, podemos ir troceando los champiñones en taquitos pequeños.


Mientras los cortamos, el agua ya se habrá calentado. Bajamos la temperatura y echamos los tagliatelle poco a poco. Si son como los nuestros, debemos ir moviéndolos con un tenedor de madera para que se vayan separando y no se queden pegados entre ellos o a la cazuela.


El proceso de cocción de estos espaguetis no es como la de unos normales (la típica pasta de huevo), sino que se trata de algo mucho más rápido. Normalmente se toman al dente, pero podemos cocerlos un poco más perfectamente. Aún así, en cuestión de 5 ó 6 minutos estarán hechos, por lo que no nos podemos despistar o se nos pasarán.


Mientras se van cociendo, podemos ir poniendo un poco de aceite en una sartén y calentarlo. Una vez caliente, añadimos las gulas. Si las hemos comprado congeladas, es recomendable haberlas descongelado previamente, así nos evitaremos salpicaduras con el aceite y tardarán menos en freírse.


Las iremos removiendo para que no se peguen y en cuanto vayan cogiendo color, echamos los champiñones a la sartén (cuidado, que también puede saltar). Que no se os olvide echar una pizca de sal y ajo al gusto, o algún otro tipo de especia como perejil o cebolla.


Bajamos el fuego a la sartén mientras vamos retirando los espaguetis, que escurriremos bien al sacarlos de la cazuela.

*Para hacer la nata, tan solo tenemos que calentarla en una sartén, añadirle sal y removerla durante unos minutos. Si no nos gusta la consistencia tan líquida, podemos añadirle media cucharadita de harina y removerla muy bien para que espese.


Y ahora tenemos dos opciones: o bien poner los espaguetis en los platos y añadir después las gulas y la nata encima o bien echar los espaguetis en la propia sartén y removerlo bien. Nosotras optamos por la segunda opción. Una vez hecho esto, lo emplatamos y le echamos la nata por encima.

¡Y este es el resultado!

domingo, 19 de junio de 2011

Fotorreceta: Tarta de Oreo

Ya hemos realizado alguna receta casera de tartas. Consideramos que los postres son uno de los platos más agradecidos de toda la cocina, ya que requieren más mimo y dedicación que el resto y, normalmente, más tiempo.

Pero hay veces que nos invitan a algún evento y nos piden que llevemos el postre... ¡pero no podemos hacerlo porque tenemos demasiadas cosas pendientes! Por ello, no debemos dejar nunca de considerar los postres de preparación fácil que venden en los supermercados. Los de Royal son una muy buena opción, además de un clásico. La archiconocida tarta de queso ha hecho las delicias de casi todos nosotros en la infancia, así como la famosa tarta de Oreo.

Esa es la que hemos elegido para hoy.


Ingredientes para una tarta

-Un paquete de preparación de la tarta Oreo de Royal
Este paquete incluye el sobre con la mezcla para la base, otro con los polvos para la superficie de arriba, otro para la mezcla del relleno y el molde de plástico.
-250gr de mantequilla
-250ml de leche

Primer paso: la base

En primer lugar, debemos calentar la mantequilla en un cacito hasta que quede derretida. Hemos descubierto que hay quien la derrite con el microondas en la opción descongelar, así como lo hacen con el chocolate para cocina, pero no es necesario. Aunque esto ayuda bastante, ya que hay micros que no cuentan con una regulación de temperatura y corremos el riesgo de que se queme, ya que calienta muy rápidamente.

Además, debemos recordar que hay que sacarla en seguida, porque en cuanto se derrite empieza a saltar y nos deja el microondas salpicado por todas partes.


En un plato, echamos los polvos de Oreo que vienen en el sobre de la base y le añadimos la mantequilla para que quede una masa dura de galleta que podamos extender por el fondo del molde.



Debemos mezclarlo bien con una cuchara y aplastarlo, ya que no pueden quedar grumos ni debe ser un 'mazacote', ya que sería complicado repartirlo por todo el molde de ser así. Una vez bien mezclado, lo incorporamos al molde con cuidado de no dejar ningún hueco y aplastándolo un poco para que no quede irregular. En cuanto terminemos, lo metemos en la nevera.


Segundo paso: el relleno

En un bol juntamos la leche con los polvos del sobre del relleno y lo batimos. Si tenemos una minipimer mejor que mejor, ya que no tardaremos nada, pero si no, podemos hacerlo a mano con un tenedor o unas varillas. En este último caso, tardaremos mucho más y tenemos que tener cuidado de que no quede ningún grumo. Cuando la mezcla sea líquida y suave, sacamos el molde de la nevera y se la añadimos cuidadosamente.
Hay que asegurarse de que queda uniforme, por lo que nos ayudaremos con una cuchara para hacerlo. Una vez conseguido, lo volvemos a meter en la nevera a enfriar.


Tercer paso: la cobertura

El paso más sencillo. Una vez enfriada la mezcla (con 5 minutos es más que suficiente), le añadiremos los polvos de Oreo de la cobertura. Con cuidado, nos quedará una fina capa de polvo de galleta sobre la tarta. Podemos ayudarnos con una cuchara para espolvorearlo mejor.


Y de nuevo a la nevera. Podemos dejarla durante unas 2 horas o, si no tenemos tiempo y la necesitamos en seguida, introducirla en el congelador durante unos 20 minutos. ¡Y listo!


domingo, 12 de junio de 2011

Fotorreceta: Pavo improvisado

La semana pasada compramos algo que vimos en el supermercado que nunca habíamos probado: pechugas de pavo ahumado en lonchas finas. Es como el pavo normal en lonchas, pero con cierto gusto a filetes de sajonia.

Nos planteamos usarlos para algún sándwich o ensalada, pero ayer decidimos darles un buen uso en un plato que tiene múltiples aplicaciones. Como la receta de hoy podría ser cocinada para un plato en sí, una ensalada, un bocadillo, etc., hemos pensado que el mejor nombre que podría recibir es el de pavo improvisado.


Ingredientes para una persona:

-3 ó 4 lonchas de pavo ahumado (según el hambre que tengamos)
-2 cebollas pequeñas o una grande
-Un tomate
-Ensalada (de cualquier variedad)
-Curry en polvo (opcional)
-Aceite
-Sal

En primer lugar, cortaremos la cebolla en trozos pequeños y la freiremos con aceite en una sartén, mientras en otra ponemos las lochas de pavo.

No es necesario pasar por la sartén el pavo, pero quedarán más sabrosas. Con vuelta y vuelta a la plancha es más que suficiente. Es recomendable freír la cebolla con el fuego bajo, ya que habiéndola troceado se quema muy rápido.
Para cuando hayamos dado el golpe de sartén a las lonchas de pavo, la cebolla ya estará doradita, momento en que nosotras solemos añadirle la sal. En este caso, también le hemos puesto un poco de curry en polvo para que quede más rica.


Lo removemos bien para que se mezcle y no queden 'pegotes'. Mientras se sigue friendo, lavamos el tomate y lo cortamos también en trozos, más o menos pequeños según nuestro gusto. No podemos olvidarnos de echarle un poco de sal antes de añadirlo a la sartén.


A nosotras nos gusta mucho el sabor del tomate natural una vez frito en la sartén, pero este paso no es necesario.


Debemos darle unas cuantas vueltas y se irá aclarando. Hay que tener cuidado de que no se nos queme, tanto el tomate como la cebolla. No tarda mucho en hacerse, por eso lo hemos añadido cuando la cebolla ya se había dorado.

Es importante tener cuidado al echarlo en la sartén, ya que al estar el aceite tan caliente y ser el tomate una hortaliza con mucho jugo salta mucho y podemos quemarnos los brazos o las manos.

En el mismo plato donde hayamos colocado el pavo, pondremos a un lado la cebolla con el tomate. Por supuesto, podemos añadirle cualquier otra verdura u hortaliza a nuestro gusto. Nosotras también le agregamos un poco de ensalada, que además a la presentación le favorece mucho. Y éste es el resultado: