domingo, 22 de enero de 2012

Fotorreceta: Pollo con calabacín

El pollo bien pega con todo...y en esta ocasión hemos decidido hacer pollo con calabacín. Como pasa en la mayoría de las recetas, hay infinidad de formas de hacer este plato y, como siempre, hemos cogido un poco de cada forma que nos han contado o hemos leído y lo hemos hecho a nuestra manera. Podemos usar otro tipo de verduras o añadírselas a esta receta, según el gusto.


En primer lugar, cortaremos el calabacín en rodajas y lo pondremos en una cazuela con aceite muy caliente en el fondo. Es importante que no echemos demasiado aceite, solamente una o dos cucharaditas, porque en este tipo de guisos mata completamente el sabor de la salsa.



Mientras, iremos cortando el pollo en tiras hasta que veamos que el calabacín empieza a ponerse un poco más blando. En ese momento añadimos el pollo y lo vamos removiendo todo poco a poco hasta que el color del pollo pase de rosa a blanco. Si nos gusta más crujiente, podemos dejar que se tueste un poco por fuera, pero teniendo cuidado de que el calabacín no se convierta en una pasta.


En ese momento, echamos el caldo de pollo. Debemos haber disuelto previamente la pastilla de caldo dentro de medio vaso de agua muy caliente o hirviendo.

Lo dejamos que cueza tapado unos minutos y le añadimos el jugo del limón. Si solo queremos que tenga cierto aroma a limón, con un par de cucharadas basta (menos de medio limón), pero si preferimos que tenga también más sabor, le añadiremos el equivalente a un limón entero. La cantidad puede variar según el pollo que estemos usando y según cómo nos guste, ese tipo de cosas es mejor hacerlas a ojo.

Dejamos que siga cociendo destapado unos minutos hasta que veamos que el pollo y el calabacín han reducido el caldo casi totalmente y han tomado una buena consistencia. ¡Y listo!



sábado, 7 de enero de 2012

Fotorreceta: Solomillo con hojaldre y ensalada de gulas

Esta es otra de las recetas que hemos comido en casa durante las vacaciones de Navidad, solomillo con hojaldre. Es un plato bastante sencillo de preparar, pero el resultado es impresionante.

En primer lugar, debemos sellar el solomillo. Lo salpimentamos y calentamos el aceite en la sartén lo máximo posible para poder echarlo y que se selle bien haciéndolo por los dos lados.




Cuando lo saquemos (seguirá crudo por dentro) lo untamos con el pâté o el foie por encima y por debajo.



Desenrollamos el hojaldre y lo ponemos sobre la bandeja del horno. Normalmente cuando lo compramos en el supermercado viene envuelto con un papel especial que se utiliza para hornear. Lo bueno de este material es que no se quema, o sea que podemos dejarlo debajo y usar ese mismo para cocinarlo.

Lo extendemos y colocamos el solomillo sobre él.



Con cuidado de que no se nos rompa, envolvemos el solomillo con el hojaldre y cerramos los extremos apretando bien con los dedos.



Recomendación: El hojaldre en el horno se hincha... por lo que podemos pincharlo con un tenedor (sin llegar al solomillo) por varios sitios para evitar que esto pase y que, a consecuencia, se rompa.


Batimos un huevo y "pintamos" el hojaldre con un pincel o brocha de cocina para que se dore y le dé más sabor.


Una vez hecho esto, lo metemos en el horno, que debe de precalentarse a 180º durante unos 15 minutos. El tiempo que necesita el solomillo para hacerse bien es de una media hora, pero depende del tamaño. Normalmente estará hecho cuando veamos que el hojaldre se ha dorado bien.

Mientras, podemos ir haciendo el acompañamiento. Queda muy bien con una ensalada o un puré de patatas. La ensalada que elegimos fue de escarola, gulas, tomate y gambas.



Cuando lo retiremos del horno, lo dejamos enfriar un poco para que el hojaldre no se destroce y lo cortamos después con un cuchillo afilado. ¡Y listo!





lunes, 2 de enero de 2012

Delicatessen

Todos tenemos un lugar personal, especial, predilecto, casi secreto... un lugar donde hemos pasado horas y horas, donde hemos visto correr al tiempo y donde hemos compartido los mejores momentos con un puñado de personas que han marcado una época de nuestra vida. Para mí es el pub Delicatessen o, como por aquí se lo conoce, "el Deli"


Se encuentra en Ávila y, además de ser uno de los rincones más originales de la ciudad, podemos decir que es también uno de los más auténticos en los que he estado nunca. A pesar de los cambios, las reformas y las novedades constantes, el espíritu del Delicatessen no se corrompe, siempre ha sido y será un lugar acogedor en el que pasar ratos interminables, tanto con un café por las tardes como con una copa por las noches.


Y es que ofrecen una amplia carta de cafés, batidos tartas y tés por las tardes para convertirse unas horas más tardes en un pub para compartir unas copas con nuestros amigos.




Pero lo que más llama la atención del Deli es, sin ninguna duda, su decoración. Delicatessen es sinónimo de original, de antigüedad, de auténtico, llamativo, genial, inigualable. Desde que entramos por la puerta (con el salón en el techo) hasta el último rincón. ¡La visita es obligada!